14.8.05

 

Uno no sabe qué cara poner (+)

La esquizofrenia y la estupidez que padecemos en España lleva a cosas como la elección, en Amurrio, de dos etarras como "Reina de las fiestas" y "Dama de honor". Lo peor no es sólo esto. Lo peor es que enicma te lo explican. El concejal calvo y con cara de baboso que aparecía en las fotos ofrendando un ramo de flores a las efigies de los etarras, cuyo nombre es Eleder Zabilde, proclamó posteriormente que su intención "no era crear polémica, sino cortarla de raíz". Aseguró también: "Si hemos acertado o no, no lo se, pero nuestra intención era esa". El propio alcalde de la localidad alavesa ha hablado de "evitar polémicas"

Esas declaraciones dejan al descubierto la perversa lógica del pensamiento nacionalista en relación al terrorismo del mismo signo. Lo conveniente para "evitar polémicas" es acatar las órdenes de los terroristas y sus satélites. Por ejemplo, llamando "presos políticos vascos" a los etarras encarcelados. Lo inconveniente, como está dejando bien claro el impresentable que gobierna aquel pueblo, es denunciar la exaltación del terrorismo. "Es mejor no meterse en líos", vamos. Si no, ya se sabe, "algo habrá hecho". Y eso que ahora los concejales del PNV y EA están empezando a sufrir lo que los del PP y el PSOE llevan sufiendo toda su vida. Aún no han empezado a asesinarles, y ojalá no lo hagan jamás, pero la estrategia de cesión que se plantea como supuesta única salida al "conflicto" puede provocar que se reanude la matanza, esta vez con los concejales nacionalistas también en el punto de mira.

Bertold Brecht era un indeseable, pero su frase más conocida, si es que es suya, es, a mi juicio, un prodigio de lucidez. Podríamos aplicarla a los tiempos actuales tal que así:

Primero vinieron a por los militares, pero como yo no era militar, no dije nada. Después vinieron a por los Guardias Civiles, pero como yo no lo era, no protesté. Más tarde vinieron a por los españolistas, pero como yo no lo era, no me importó. Ahora vienen a por mi, y ya es demasiado tarde.

Actualizo: Me informa un anónimo de que la frase es de Martin Niemoeller, pastor Luterano. De lo que se entera uno.

Comments:
Afortunadamente no era suya, sino de un pastor protestante alemán, Martin Niemoeller
 
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