6.7.04

 

Los liberales no tenemos sentimientos

Una de las consecuencias de la predominancia de la propaganda izquierdista en los medios es la extendida asociación de términos como "solidaridad" o "paz" con la izquierda, o las izquierdas, que dice Gustavo Bueno. En una ocasión escuché a Ismael Serrano decir que "el neoliberalismo salvaje y la dictadura del dinero no son compatibles con la solidaridad". Toma nísperos, ahí queda eso. Son muchos los que opinan que el liberalismo, o la derecha, o como nos llamen, no somos ni solidarios, ni pacíficos, ni nada que se le parezca. Nosotros abogamos por el mantenimiento de las desigualdades, por la guerras por petróleo, y nos importa un carajo que los niños se mueran de hambre en África o bajo las bombas en Bagdad. Los que se definen de izquierdas, sin embargo, tienen "un ansia infinita de paz", cágate lorito, y quieren acabar con el hambre, con las guerras, con las injusticias y con lo que se les ponga por delante.

A los pocos días de comenzar la guerra para cargarse el infecto régimen sadamita, una bomba cayó en un mercado, cargándose a cuantos pasaban cerca de allí. Aquella bomba puede que ni siquera fuera americana o inglesa, sino del propio Sadam. Algo así se insinuó en algún periódico, pero la noticia despareció. La prensa mundial recogió la imagen de una niña mutilada, y no hubo periódico que no sacara en su portada la foto de la pobre chiquilla. Unos y otros sacaron la misma conclusión. La guerra es infame, los que hacen esto son asesinos. Bush es un criminal y Aznar le ha apoyado en esto. Poca gente se atrevió a decir "sus votantes también son unos asesinos", pero alguno hubo. Los medios lanzaban la foto de la cría muerta a la cara de los líderes mundiales, y también a la de aquellos que apoyaban la guerra de Irak (yo no era uno de ellos entonces, aunque lo cierto es que mi opinión ha cambiado mucho en este año y medio). ¿Creen, aquelos que enarbolaban en sus manifestaciones la foto de la niña muerta, que a los liberales, o a la derecha, nos hace alguna gracia que mueran inocentes? ¿Creen acaso que no nos duele igual ver como una cría es despedazada por un misil? Pues claro que nos jode. Y mucho. Pero la vida de esa niña vale lo mismo, guste o no, que la de los israelitas a los que Sadam adoraba asesinar (no me digan que no sabían que Sadam apoyaba el terrorismo palestino), la vida de esa pobre inocente vale lo mismo que la de los kurdos que Sadam habría exterminado si pudiera. La vida de esa chiquilla de diez años vale exactamente lo mismo que la de los occidentales que Sadam habría asesinado si le hubieran dejado. Porque ya me dirán cual era la alternativa a la invasión. Dejar a Sadam en su trono muy agustito, corrompiendo a media ONU y quedándose con el dinero que en teoría tenía que alimentar a su pueblo. Porque colaborar, lo que es colaborar, este tío no colaboró hasta que vio a 100.000 soldados americanos en Kuwait. Y sólo entonces dejó pasar a los inspectores de la ONU que había echado años antes. Así que milongas, las justas.

En cuanto a la solidaridad. Mire usted, señora. A mi la solidaridad, si es voluntaria, me parece estupenda. Nada más admirable que esa gente que se va a curar enfermos a países en guerra a cambio de más bien poco. Si alguien quiere donar la mitad de su sueldo a obras de caridad, me parece muy pero que muy bien. Pero a mi que no me obliguen. Que la gente se muera de hambre (mucho menos de lo que nos dicen las ONG, que mienten a sabiendas vaya usted a saber por qué) es espantoso, pero no carguen sobre mis hombros la culpa de que eso ocurra. Miren a sus gobiernos, a sus sistemas, a su falta de libertad, no a mi sueldo. A mi me horroriza como al que más ver a críos muertos de hambre arrastrarse, pero no pretendan que me sienta culpable porque eso ocurra, al menos no culpable en un sentido literal. Somos culpables de haber nacido en una sociedad avanzada y libre, pero no de que los gobiernos de aquellos países exploten y maten de hambre a sus ciudadanos, o a sus súbditos. Quizá nustros gobiernos, que mandan allí toneladas de dinero para que se los queden los culpables de aquellas hambrunas, tengan mucho que ver en ello. Quizá nuestros gobiernos, que rinden pleitesía a hijos de puta como el sátrapa norcoreano Kim Jong Il o a escoria como Mengistu, podrían no hacerlo, pero lo que se les reprocha no es que ls den dinero a los asesinos, a los que masacran a su pueblo, no, lo que se les reprocha es que les den poco, que "permitamos" que se mueran de hambre miles de personas mientras nosotros vivimos confortablemente. Y es ahí donde entra, una vez más, la estafa intelectual y moral. Los liberales nos negamos a que de nuestros impuestos, que nos parecen una salvajada en sí, se destinen miles de millones de pesetas para dárselos a Arafat, o a cualquier dictador africano. Los liberales creemos que alimentar a quienes provocan hambrunas y alientan la pobreza con su política intervencionista no es precisamente el camino para acabar con los pobres, o con el hambre. No queremos que la gente palme de inanición. Por eso nos negamos a ayudar a quienes son los culpables de esa situación. Y a que nos culpen por ello.

Comments:
Yo creo, que por lo menos, o sobre todo en el sur de Europa, la ideología izquierda tiene menos que ver con el socialismo que con una especie de cristianismo regurgitado.

La derecha también, aunque el cristianismo es más 'puro', por eso escasean los liberales.

JotaEle
 
Totalmente de acuerdo con tu post! sí señor!
Un saludo!
 
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