10.7.05
Zapatero y los colegas
Alejandro Gándara
[...]Supongo que lo primero, y más trivial, que encendió mi alerta fue la diferencia de estatura política, al menos coyuntural, de los dos personajes entredichos. Uno venía de triunfar en la Cumbre de la Unión Europea y en Singapur, donde el otro no había llegado a obtener siquiera el estatus glorioso de los derrotados, sino más bien el de un observador pulcro y privilegiado de acontecimientos a los que había sido invitado en calidad de tal. Desde esta perspectiva, llamar "colega" a Blair no es como si yo llamara colega a Cervantes , sino como si se lo llamara el vendedor a domicilio de la edición de lujo de El Quijote.[...]
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[...]Supongo que lo primero, y más trivial, que encendió mi alerta fue la diferencia de estatura política, al menos coyuntural, de los dos personajes entredichos. Uno venía de triunfar en la Cumbre de la Unión Europea y en Singapur, donde el otro no había llegado a obtener siquiera el estatus glorioso de los derrotados, sino más bien el de un observador pulcro y privilegiado de acontecimientos a los que había sido invitado en calidad de tal. Desde esta perspectiva, llamar "colega" a Blair no es como si yo llamara colega a Cervantes , sino como si se lo llamara el vendedor a domicilio de la edición de lujo de El Quijote.[...]
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