12.7.05

 

M.A.B.G


“¿Donde está, ETA/HB, tu victoria?”
Diario ABC. 15 de julio de 1997.


Yo he visto morir a un hombre.
Era un hombre normal
- como tú o como yo -.
No tenía nada de especial;
no era más alto o más bajo que los demás, ni era
más guapo o más feo que el resto,
tampoco era más rico
o más pobre que cualquiera.
Era sólo un hombre.
Los periódicos nos acercaron a él.
Dijeron que era músico, que trabajaba
por su pueblo, que tenía una novia
con la que era feliz.

Dijeron que tenía unos padres,
una hermana, tíos, primos,
amigos.
Dijeron que tenía una historia,
y que no era esencialmente distinta
de cualquier otra.
Dijeron que tenía un pasado y un futuro,
y que ambos
se parecían mucho a los de sus amigos.
Dijeron su nombre.
La televisión dijo todo eso,
y lo repitieron las emisoras
de radio, y la prensa,
y las revistas.
La gente habló de ello,
lo comentó en el bar, en la oficina,
se lo contó a sus amigos por teléfono;
y pronto una idea se abrió paso en nuestras mentes:
“Era uno de los nuestros”
La gente escribió su nombre
y sacó su foto a la calle.
La gente gritó su nombre;
lo gritó tan alto que llegó al fin del mundo,
a la guarida de los lobos y las ratas.
Él se convirtió en nuestro hijo,
en nuestro hermano, en nuestro padre;
desde entonces forma parte de nuestras vidas,
es carne de nuestra carne,
materia de nuestra alma,
pilar de nuestra memoria.

Yo he visto resucitar a un hombre.

Diego González
(Mallorca-Madrid. Julio de 2001)


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