El negocio de la libertad

Feriolibrear: Pasear por la Feria del libro cual navegante al pairo, sin rumbo fijo y atracando sólo en los puertos literarios que llaman nuestra atención. Que pueden ser todos, o no.

Ayer tarde, feriolibreando, me encontré de cara con Jesús Huerta de Soto, cuya obra conocí poco antes de meterme a agitador aficionado, a través de Liberalismo.org. Estaba firmando sus libros en la caseta de la editorial Sintesis, y ya que pasaba por ahí, me compré su "Escuela Austríaca" (según me dijo, era el undécimo que vendían).

Entamblamos una animada conversación (básicamente le conté como le había conocido y todo eso), y después, por este orden, me recomendó vehementemente a Rothbard ("a su lado Hayek es un blandito"), me ordenó alejarme de la perversa escuela de Chicago, dejó al amigo en trance de superación del keynesianismo que venía conmigo alelado con lo de "la eficacia nace de la justicia" y nos dio una lección magistral sobre el nacimiento de la Escuela Austríaca en España en tiempos de (cielos, lo he olvidado). Eso, en los diez minutos que tardaron en traerme el cambio.

Ya que estaba allí, me dejé parte del sueldo (una parte sustancial, me temo) en lo último de Payne (otro fascista hijo de perra, según los cultísimos comentaristas de Escolar, supongo), y me quedé con las ganas de llevarme también el otro libro que recomendó Pío Moa para el fin de semana (estaba muy a la vista en muchas casetas... si yo fuera impermeable empezaría a preocuparme por el estado del Pensamiento Único), Los mitos de la represión en la Guerra Civil, pero no se puede tener todo.