3.5.05

 

Educación para la progresía

Eso, y no otra cosa, es lo que quieren enseñar este gobierno y sus acólitos sindicales en las escuelas a partir de la aprobación de la nueva ley de educación. Dicen los palmeros del gobierno que oponerse a la escolarización de los críos en esta aberración es "intolerancia religiosa", puesto que "La asignatura de Educación para la Ciudadanía no tiene un caracter ni religioso ni doctrinario", algo que, en fin, es como poco muy optimista. Bueno, directamente, es mentira. La ideologización de la enseñanza es ya una realidad (basta con echar un vistazo a los libros escolares infantiles*), si una asignatura nace directamente con la intención, no de enseñar, sino de educar, es evidente que la manipulación puede rozar lo obsceno. Máxime cuando el concepto de ciudadanía de quien la impulsa pasa por tragar determinadas ruedas de molino que no todo el mundo tiene por qué admitir.

Yo estoy a favor del reconocimiento estatal de la unión entre homosexuales (no de llamarlo matrimonio, cada uno es como es) y también de que no se haga distinción entre las parejas candidatas a adoptar un niño dependiendo de si son del mismo o de distinto sexo. O sea, que en esto soy muy sociata. Pero no estoy a favor de que esta idea se exponga en las aulas como la única válida y verdadera. Es más, creo que esto, a diferencia de las matemáticas, pertenece a un ámbito privado en el que el Estado no debe meterse. Lo mismo vale para tantas otras cosas que casi toda la izquierda da por necesariamente ciertas, como la bondad estatal, las "políticas sociales", la necesidad de subvencionar el cine, el aborto, la eutanasia o, en esferas (perdón por la cursilada) más íntimas aún, la moral sexual laxa o inexistente.

Personalmente, aunque me tienta la coherencia de la "Home School" de la que habla Jorge Valín (los niños no son del Estado), tiro más por la línea del cheque escolar, o incluso admito una tímida gestión pública, sujeta a competencia, a poder ser. Aunque claro, pedirle al Estado que se ponga a competir es como pedirle a TVE que gane dinero o a Polanco que respete las leyes.

De todos modos, esta asignatura de educación para la progresía hunde sus raíces en una pedagogía que confunde la gimnasia con la magnesia, o el culo con las témporas, o lo que sea. Es el famoso relativismo según el cual es más "cultural" un concierto de Maná que Don Quijote de la Mancha, y también, es igual de importante que los niños sepan sumar, restar, multiplicar y dividir que el que sean antirracistas y que no discriminen a sus compañeras en el patio.

* Los libros de ciencias de primaria, y secundaria, por ejemplo, son un compendio de tópicos antiliberales, pro Kyoto y, según los casos, antiamericanos. Otro día hago un fisking que divertirá al populacho.

Comments:
Espero con ansia ese fisking...
 
En cuanto regresen los nenes al cole (y yo a darles clase) se los pido prestados para mis sucias y neoconservadoras intenciones.
 
El adoctrinamiento está plenamente amparado en las leyes. Existe lo que llaman la educación en valores, que en el ámbito de la escuela totalizadora (la llaman comprehensiva por una mala traducción bastante adecuada a la hipocresía progre) significa que *debes* inculcar "valores" siempre, procurando que cualquier asunto contenga algún tipo de enseñanza de este tipo. Por ejemplo, en unas pruebas de evaluación interna para saber del grado de comprensión lectora del alumnado, el texto elegido para la prueba trata sobre los inconvenientes ecológicos que tienen los tetrabricks con un interesante párrafo "recordando" el dato de que la industria de ese tipo de envases acabó con las industrias locales de producción de botellas. Nadie ha obligado al centro a escoger ese texto en concreto, pero la enseñanza tiene sus agentes de lo políticamente correcto que saben cómo emplear las leyes que obligan a la educación en "valores".

El adoctrinamiento es progre a matar (ya no digo de izquierdas porque dudo de que haya nada que sea de esa ideología) y certificado por las leyes.

Me parece bien que se eduque en valores, pero me parece una desfachatez que no se deje claro de qué valores se trata y que se pretenda con toda la desfachatez que son valores incontrovertidos e incontrovertibles. Esto último es lo peor del adoctrinamiento, la pretensión de exclusividad. Por cierto, que sinceramente creo que esos que transmiten no son valores ni nada, lo parecen pero no pasan de un compendio siniestro de recetas en apoyo de ciertos grupos de presión.

Dodgson.
 
Todo esto no es más que proselitismo, ya que poseo la verdad sobre todas las cosas ¿ Cómo no voy a contársela a todo el mundo ?
Y si son incultos y no lo entienden ya los obligaremos.
Religiones y partidos lo vienen haciendo 10.000 años
 
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