17.7.04

 

Ciento y pico días (IV): Salvar al soldado Torrente

El presidente Rodríguez, sabe muy bien, como lo sabemos todos, que les debe mucho a los especialistas en "agit-prop" del mundillo cinematográfico. Ellos le han hecho una brutal y sectataria campaña gratuíta, y así se han podido ahorrar los anuncios del dóberman y el títere nazi que tanto furor causaron en los noventa. Y Zetapé, agradecido a tamaña muestra de lealtad, no ha dudado en ordenar a su Ministra de Kultura (contra al guerrra), Carmen Calvo, alias Cecé, que apoquine del dinero público lo que haga falta para compensar a la Bardem y compañía de tanta molestia. Así, Cecé está dispuesta a aprobar una "ley de excepción cultural", que santifica lo español (huy, esto huele a fascio), lo nacional (peor), bueno, lo propio del Estado Español frente a los productos extranjeros. Es decir, una ley proteccionista, que paga de nuestros bolsillos las películas que no queremos ver, y que contribuye, con un soberano pastón, a que nuestro cine siga sin ser aceptado por la mayoría de la población.
 
Cecé obligará a las teles, públicas y privadas, por el morro, a dejarse un 5% de sus beneficios en el cine patrio. Además, estudia encarecer las entradas de las películas dobladas y ese sobreprecio (que pagamos todos) donarlo generosamente a los cineros hispánicos. Por si fuera poco, también estudia imponer a las salas de cine y a las televisiones una cuota de exhibición . Lo que busca Cecé no es otra cosa que impedirle al público que elija. Así de simple y así de lamentable. ¿Qué el público prefiere el cine de los malvados y belicistas americanos? Pues se le obliga, por decreto ley, a tragarse cine español, le guste o no. La consecuencia directa de todo esto será un descenso evidente en la recaudación de las salas, porque como el propio Gutiérrez Aragón reconoció en su momento, el hecho de que haya más dinero no repercute en que se hagan mejores películas. Y desde luego, suele repercutir en que se hagan películas menos rentables. Cuando uno no se juega su dinero sino el de todos, le da igual que sus películas sean aceptadas o no. Total, el espectador ya ha pagado.
 
Decía Carmen, ese oscuro objeto de deseo, que "la calidad de una película no puede ser medida por el número de espectadores", y está en lo cierto. De hecho, si a la frase le quitamos el complemento preposicional, sigue siendo absolutamente certera. La calidad no puede ser medida. Pero el número de espectadores sí se puede medir, y el cine español tiene un 19% de cuota de pantalla, frente al 80% de los americanos. ¿Significa eso que las películas americanas son mejores? No, eso es cuestión de opiniones. Lo que significa es que los americanos hacen más películas que le interesan al público. La gente, les guste o no a los cineastas, van al cine a pasarlo bien, a disfrutar, no a que les cuenten dramones minimalistas, y menos si están hechos sin talento (aunque esto es mi opinión). Aparte, los espectadores no van a ver películas que no conocen, y el gasto en publicidad del cine español es mínimo en porcentaje comparado con el de los americanos. Americanos que, por cierto, han construido su industria a base de arriesgar su dinero, y a través de grandísimos éxitos y fracasos. Porque lo que hace que una peli sea un éxito o un fracaso es la taquilla, no lo que los críticos puedan decir. A no ser, claro, que lo único que uno pretenda al hacer cine sea aumentar su ego a la par que su cuenta corriente, algo que sólo es posible si le dan dinero público para ello. Y es que imaginemos que un autor de novelas cobrara un pastón sólo por escribir la novela, se vendiera o no. O incluso si se publicara o no, que hay películas españolas que ganan dinero sólo con rodarse, y luego ni se estrenan. De ahí a que ni se rueden hay un paso. Pero la izquierda, que dice muchas veces querer "una cultura para el pueblo" no deja que sea el pueblo el que elija que cultura quiere.
 
Todo esto que digo lo expresa mejor, con más gracia y con más mala leche Arturo Pérez-Reverte. Si no lo han leído, que lo disfruten...

Comments:
Diego, cuando puedas enviame un mensaje a drodriguez;liberalismo.org para comentarte una cosilla.
 
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