16.6.04

 

Agachando la cerviz ante el nacionalismo

No fueron pocos los medios que se hicieron eco de la presentación en la Biblioteca Nacional del libro "Bokabulario para hablar con nazionalistas baskos", de Pedro Fernández. Al PNV, como es lógico, no le sentó nada bien el acto, pues ayudó un poquito más a desenmascarar la esencia delictiva del nacionalismo vasco.

El libro, tratado, como diría un cursi, en clave de humor, contiene perlas realmente clamorosas, como las de aquel miserable llamado Carlos Caballero, que escribió, al poco del asesinato de Miguel Ángel Blanco, aquello de las ratas españolas que invadieron Ermua en el medievo. En el mismo enlace que he puesto más arriba sobre el libro se glosan unas cuantas de las definiciones que aparecen en el.

Como decía antes, al PNV le sentó poco menos que como un tiro la presentación del libro, como le sienta mal cualquier cosa que no sea lamerle el trasero al nacionalismo obligatorio. Y es que, nos guste o no, la sociedad vasca, y el resto de la española en menor medida, es una sociedad completamente enferma. Del síndrome de Estocolmo o de miseria moral, eso lo dejo para los psiquiatras, pero enferma. Sólo así se pueden explicar episodios como el de los globos de Basta Ya, en el que los miembros de Basta Ya a asistentes una manifestación contra ETA convocada por el gobierno vasco fueron agredidos, insultados y vejados por llevar unos globos, cuando la manifestación debía ser silenciosa y, por supuesto, sin esos alardes de odio que se reservan únicamente para protestar contra el gobierno español. Y es que, en el País Vasco, se considera mucho más deshonroso ser víctima que verdugo, ser miembro del Foro de Ermua que de Herri Batasuna. Desde el "algo habrá hecho" de los ochenta hasta hoy, algo se ha evolucionado, pero poco, muy poco.

Pero no sólo en el País Vasco sufren de esa afección que provoca el desprecio hacia las víctimas y la simpatía con los verdugos. En toda España sucede. Recordemos el vergonzoso episodio de la Universidad catalana en la que amenazaron a Fernando Savater, o aquella ocasión en la que la UB no dio permiso a Goztone Mora para dar una conferencia porque no garantizaba "un espíritu de tolerancia y diálogo", tócate los cojones, Manuel. Pero no sólo en el País Vasco y Cataluña suceden cosas como esta, sino que en Madrid también. Baste recordar como la Academia de Cine acusó de "censores" a las más de mil víctimas del terrorismo que se manifestaron ante el Palacio de Congresos para protestar contra el pelota vasco, y como muchos de los actores se colocaron una pegatinita en la solapa que decía "No a ETA, no a la censura", equiparando de esta manera, una vez más, a víctimas y verdugos, como cuando Arzallus decía que el PNV estaba, como Cristo, crucuficado entre dos ladrones, ETA y el PP. Un año antes, nadie en la Academia de Cine, esa secta soviética, se puso pegatinas que dijeran, al menos, "No a la guerra, no a Sadam", no, ahí sólo había un enemigo. Pero un año después, había que matizar. No al terrorismo, pero, también, no a sus víctimas.

Comments:
Hola compañero. Coincido contigo en que el PNV no me genera muchas simpatías, por su apoyo velado al terrorismo etarra cuando le conviene. Pero discrepo de lo que llamas "esencia delicitva del nacionalismo vasco". El nacionalismo vasco no es monopolio de abertzales ni tampoco del PNV. El nacionalismo vasco es complejo y no se puede vincular sin más al terrorismo etarra ni a la demagogia peneuvera. El nacionalismo vasco no creo que sea delictivo en sí mismo. Lo que no quita que no haya nacionalistas que lo sean.

Por lo demás, tampoco creo que haya ese desprecio generalizado a las víctimas del terrorismo. En el País Vasco es evidente que para decir "no" a ETA hay que echarle huevos, lamentablemente ha sido siempre así. Pero en el resto de España no es así. El único ejemplo que pones es acerca de lo ocurrido con el documental de Medem. Lamentablemente no he podido verlo así que no puedo opinar al respecto. Pero no creo que criticar a los fundamentalistas que pedían la suspensión de "La última tentación de Cristo" por este hecho concreto pudiera equipararse a despreciar a los cristianos en general. Espero haberme hecho entender.

Un abrazo,

Ernesto de la Serna
 
Saludos, Ernesto, gusto en verte (por ahora eres casi mi único lector, snif).

Cuando hablo de la esencia delictiva del nacionalismo vasco me refiero al que hay, que es el del PNV/EA y el de ETA/Batasuna no a uno hipotético que no apoye (veladamente a veces, menos veladamente en otras ocasiones) a ETA y se sienta más cercano a las víctimas que a los verdugos. Pero ese nacionalismo no existe, me temo, y si lo hay... no se le ve jamás.

Más que la peli del Médem, que a mi me pareció repugnante por muchas cosas, lo sangrante fue la actitud de la Academia a la hora de proteger a uno de sus miembros. No les importó revolcar por el lodo a las víctimas del terror etarra con tal de que el pelota vasco se sintiera arropado. Médem tenía todo el derecho del mundo a hacer su pelicula panfleto, igual que las víctimas tenían todo el derecho a protestar contra ella, pero la Academia eligió estar con Médem y llamar censores a sus víctimas, eligió la equidistancia y el matiz, cuando, por lo visto un año antes, nunca le había hecho falta matizar su oposición, porque "se sobreentiende" que están contra Saddam.

Ha habido, y habrá, muchos actos de homenaje y desagravio a las víctimas del terror, pero hay un sector de la sociedad que incomprensiblemente se sitúa siempre en una posición equidistante entre las víctimas y los verdugos, y no siempre son los del PNV, que se sitúan siempre cerca de ETA, sino gente de Madrid, de Barcelona o de Sevilla que no sólo comparten las reivindicaciones nacionalistas, sino que llaman "crispación" a oponerse a la demagogia nacionalista o "frentismo" a la unión antinacionalista. Y es algo que, personalmente, me enferma.

Por cierto, que nunca me ha parecido justo llamar "fundamentalistas" a los que se opusieron a la proyección de la peli "la última tentación de Cristo", o a los que, en Francia, protestaron contra "La mala educación", de Almodóvar, porque en otras religiones, léase el Islam, se les llama de esa misma manera a los que se suicidan llevándose por delante a dieciocho personas. Así que creo, que por higiene, o se les llama a unos "cristianos concienciados", o algo así, o se les llama a los otros "asesinos islámicos", o algo parecido. Pero llamarles a los dos igual..., joé, me sabe mal. Y eso que soy ateo.

Un abrazo, Ernesto. Y a ganar a Portugal.
 
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