14.8.05

 

Ernestito el pistolas (I)

A instancias de mi amigo Ernesto de la Serna, devoro de un tirón la réplica que en Rebelión.org le han dado al artículo de Álvaro Vargas-Llosa sobre la máquina de matar del que yo me hice eco hace unas semanas. Información contra la manipulación, dice Ernesto. Aún sigo buscando la información y tratando de desintoxicarme de la manipulación del enlace que ofrece en su blog, pero bueno.

Con su permiso, desenfundo ris-ras swoosh el sable de fiskear y me pongo manos a la obra. Va para largo, se lo advierto

Un hijo de un conocido escritor peruano, es decir, un portador de apellido, Álvaro Vargas Llosa (en adelante Júnior) acaba de publicar en el periódico norteamericano The New Republic un libelo contra el Che Guevara (1). Circuló por todo el mundo. En Argentina lo levantó el diario La Nación, la derecha de la derecha más tradicional. En España lo mismo hizo el suplemento "Domingo" de El País (cara progresista de la derecha o derecha del progresismo, ya cuesta distinguirlos). En Internet numerosos sitios, principalmente de derecha, lo han reproducido y difundido.

Portando como muleta el apellido de su padre, el autor se hizo conocido por un pasquín digno de infradotados titulado, cual si fuera literatura autobiográfica, Manual del perfecto idiota latinoamericano. Superficial, desinformado, pretendidamente “provocador”, muy a tono con las —¿ideas?— de los grandes banqueros y promocionado mediáticamente hasta el hartazgo. En suma: Un típico producto de la ideología neoliberal.

El artículo sobre el Che repite el esquema como un calco sólo que, afortunadamente para el lector, en un tamaño menor. A pesar de su cinismo, el autor conserva algo de piedad, debemos reconocerlo.

¿Vale la pena responder estos pasquines, donde se mezclan tergiversaciones históricas, manipulación política, axiomas comunes de la extrema derecha y filosofía de sala de espera de peluquería o de dentista? Tengo mis serias dudas. Algunos amigos, a los que respeto y aprecio, me siguen insistiendo... pero yo conservo mis dudas.


Ahí, ahí, castigando el hígado. Dale duro en la falacia ad hominem. Que la verdad no te desvíe de tu camino. ¡Caña al facha! Ridiculízale por tener un padre famoso para desviar la atención a su persona, no a lo que ha dicho. Deja claro que el muy hijo de su madre es de derechas, que coño de derechas, ¡fascista! "La derecha de la derecha", esa clase de gentuza que, por definición, siempre está equivocada y no debería tener derecho a hablar. Plantéate humorísticamente el contestar o no, para dar a entender que si te rebajas a contestar a semejante defecación es debido, precisamente, a tu incontestable altura moral, para así allanarte el camino. Recurre al tópico, como Zetapé y sus hijas; papá que mala es la guerra, pero en versión camarada; amigo mío, debes rebajarte a platicar con los fascistas. Bien en la introducción, chavalote. Buen juego de piernas. Has aprendido de tus antecesores en la portavocía comunista, campeón. Deshumaniza al enemigo. Hijo de papa, derecha de la derecha, inculto, infradotado, desinformado, superficial, cínico... dando caña... ah, que también hay que mencionar lo que dice; joder, que coñazo, yo aquí dandole de hostias a un muñeco de cera, con lo que mola, y en realidad tengo que trabajar.

¿Por qué atacan de nuevo al Che?

Primera pregunta que me surge. ¿Por qué de nuevo contra el Che? Primera respuesta. Les sigue molestando, sino
[sic], no se tomarían el trabajo. Los sigue incomodando. Cuando la mediocridad ha entrado en crisis junto con la ideología neoliberal que la promovió en los años ‘90, el ejemplo del Che se extiende cada vez más. ¡Qué ilusos si pretenden conjurarlo con un par de insultos y tres o cuatros manipulaciones históricas!

Uno de los supuestos motivos que impulsan a Júnior a encabezar su cruzada contra el Che se origina en la película Diarios de motocicleta (dirigida por Walter Salles y producida por Robert Redford), pero su rabieta tiene un alcance mayor (2). Con sabor amargo en la boca, reconoce que: “Las manifestaciones del nuevo culto al Che están en todos lados”. Como eso lo incomoda, a continuación, derrochando elitismo, agrega: “Una vez más, el mito provoca el entusiasmo de gente cuyas causas, en su mayoría, representan exactamente lo opuesto a lo que era Guevara” para terminar rematando, como novio despechado, que: “cuán engañados están tantos de nuestros contemporáneos con respecto a tantas cosas”. Hasta aquí, Júnior no aporta ninguna novedad a las quejas seniles de esos “demócratas” que el pueblo, dándoles la espalda, no reconoce como tales.

Entonces Júnior agrega un balance global, con indisimulable desprecio por los millones de jóvenes que hoy quieren y admiran al Che en todo el planeta: “Es habitual entre los seguidores de una secta no conocer la historia real de la vida de su héroe, la verdad histórica”. ¿La verdad histórica? Pero si de eso se trata, precisamente. Si hay algo que Júnior no conoce es la vida histórica real y el pensamiento real del Che.


Buen juego de piernas, si señor. Ahí has lanzado tu primer gancho. ¡El pueblo! ¡El pueblo está con el Che! ¡Por eso el pueblo compra delicias cheguevarescas! ¡El pueblo es sabio! (Excepto cuando vota a Bush, a Aznar o a cualquier genocida torturador asesino de masas de esos, claro) ¡El pueblo no se deja guiar jamás por las modas! ¡Nunca jamás! ¡No cuando las modas son de izquierdas, al menos! ¡Y Vargas Llosa es un elitista! ¡Un kulak, incluso!Es ese elitismo, el de los banqueros, como decías en el párrafo anterior, el que lleva a Vargas Llosa a criticar a un ser humano como el Che, de cuya realidad no conoce nada. Ya en el primer párrafo has dejado claro que Júnior (bien puesto el mote, ¡ridiculízalo, machote latino! El ser autor de uno de los libros más vendidos de la década no le da derecho a uno a que le dejen de llamar hijo de papá) es un tarado, así que llamarle ignorante concuerda con lo anterior. Aún no has desmontado ni una sóla de las frases de Júnior, pero no hay prisa. Dedícate a ponerle a parir a él. Es mejor destruir al enemigo que destruir lo que dice, sobre todo si estás seco de argumentos, como parece ser el caso. Seguimos en la introducción. Lo que dice Vargas Llosa lo dice porque es un tarado ignorante elitista.

La rebeldía hecha imagen

Pasando de las quejas seniles, formuladas en abstracto, a las supuestas impugnaciones particulares, Júnior arremete de entrada contra la proliferación de la imagen del Che. Haciendo gala de un pensamiento dicotómico, esquemático, más propenso al golpe de efecto que a un razonamiento meditado sobre el pulso de las contradicciones actuales (nada nuevo por cierto, dada la aridez intelectual que nos ofrece la derecha contemporánea si la comparamos con pensadores clásicos, que han sido críticos del marxismo pero al menos con altura y erudición), Júnior señala que el Che se ha difundido en millones de imágenes. Muchas veces esas imágenes no escapan al lucro mercantil. Júnior se topa con una contradicción y se detiene frente a ella. No avanza ni penetra. Se paraliza. Se limita, dejando caer su mentón y abriendo la boca con sorpresa, a señalarla con el dedo. Cree haber descubierto algo nuevo. En realidad se tropieza con algo ya conocido y analizado en numerosos lugares.

Y sí, es contradictorio lo de la imagen del Che. Es cierto que el mercado quiere no sólo ganar dinero con su rostro sino también frivolizarlo, neutralizarlo, domesticarlo, fagocitarlo y convertirlo en objeto de consumo pasivo. Es innegable. Pero también es cierto —una mente corta y repleta de resentimiento como la de Júnior no alcanza a comprenderlo— que millones de jóvenes en todo el mundo se encuentran a la búsqueda de ideales y de símbolos que representen una nueva forma de vida. Un alternativa distinta y hasta opuesta a la rutina cotidiana, mediocre y sin proyectos, que el capitalismo neoliberal ha logrado —por ahora— instalar en casi todo el globo.

En esa búsqueda de “otro mundo posible” no es casual que millones de jóvenes se encuentren con el Che Guevara. No es aleatorio que, en forma entusiasta, lo adopten como propio. Quizás sin conocer sus reflexiones sobre El Capital de Karl Marx o sus lecturas de Hegel y de los Manuscritos económico filosóficos de 1844 (En eso no cometen, en todo caso, ningún “pecado”... ya que evidentemente Júnior, a pesar de su fama, tampoco ha estudiado estos textos...). Pero esos millones de jóvenes, aun careciendo de toda la información necesaria sobre la vida real del Che, sobre su internacionalismo militante en varios continentes, sobre su marxismo revolucionario en varios procesos sociales, se encuentran con el ejemplo de vida del Che y lo asumen como un camino posible a seguir.

Partimos entonces de la misma constatación de Júnior. El Che se difunde a través de su imagen. Y a partir de allí preguntamos: ¿por qué los y las jóvenes de todo el orbe no utilizan una remera-camiseta con la cara de Bush o de sus miserables torturadores en Irak y Guantánamo? ¿Por qué los y las jóvenes de todo el mundo no utilizan remeras y camisetas con la imagen de Ratzinger o de los que dirigen el FMI y el Banco Mundial?¿Por qué será? Esas preguntas no se las hace Júnior, quien se limita a constatar una verdad evidente y a quejarse sobre ella.

Creemos que el Che se ha convertido en un modelo atractivo y seductor para la juventud que está harta del neoliberalismo pues porque expresa precisamente algo que ni Júnior, ni Milton Friedman, ni von Hayek, ni Karl Popper ni George W. Bush ni ninguno de estos personajes mediocres ha logrado representar: OTRA FORMA DE VIVIR. Aunque es obvio que el mercado hace dinero con su rostro, también es cierto que esos millones de jóvenes no apelan a remeras y camisetas con un signo del dólar o una imagen del euro. Eso le duele a Júnior, pero más le duele a sus patrones, a los que pagan sus ensayitos y artículos.


¡Sí señor, así se habla! ¡Olvida la realidad! Es como la libertad, ¿para qué cojones la queremos?, ya lo decía Vladimiro. Olvida que el anterior papa concentraba centenares de miles de jóvenes (hasta dos millones, dicen) en cada ocasión que se reunía con ellos y que millones de personas acudieron a darle un último adiós, cierra los ojos al hecho evidente de que el capitalismo, aunque necesita la propaganda para sobrevivir, no vive únicamente de ella, como sí lo hace, y lo ha hecho en todos lados, el comunismo. Que no te importe la constatación que acabas de hacer de que el comunismo y el socialismo necesitan de camisetas con efigies, necesitan de ídolos, con pies de barro o con puño de hierro, que sin ello, no son nada. Finge que no te has dado cuenta de que acabas de reconocer que el Che, sin publicidad, sin capitalismo, no sería nada. Y, por supuesto, apela al pueblo. Llénate la boca con el pueblo, "los jóvenes del mundo entero", los jóvenes, savia fresca, nueva, revitalizante de la humanidad, nada que ver con los patrones de Júnior, claro... los jóvenes molan, y los viejos que piensan como ellos, también. Bueno, si son rojos, claro. Ha estado bien, grande, tu apelación a la incapacidad de la derecha de vender sus propios productos ideológicos de la misma manera que la izquierda. Es verdad, nadie se pone un poster de Ayn Rand en su dormitorio, ni cree "cool", o megaguay, o chupi que te cagas, llevar una foto del genocida asesino de niños iraquíes perpetuador del hambre y causante de todos los problemas del mundo en general y de los mios en particular George Bush. Si la izquierda vende más, es porque sus ídolos no son asesinos. No como Bush. Gran silogismo, sí señor.

Has estado muy fino, además, llamando "internacionalismo militante en varios continentes" a los intentos del Che Guevara de montar guerras civiles en América o África. Muy sutil, bravo, me inclino ante tu destreza manipuladora. Tampoco has estado mancon al hablar, así, de pasada, del más absoluto de los fracasos, lo terriblemente patético del desastre en que terminó su etapa como ministro de industria, mencionando nada más que su "marxismo revolucionario en varios procesos sociales". Así se ocultan las cosas con dignidad, hombre. Y haces bien en reconocer que los que admiran al Che, en muchos casos, ignoran todos estos hechos por completo. Por eso le admiran, precisamente, pero eso, a los buenos comunistas, no debe importaros.

El Che y “los jóvenes argentinos”

No sé donde vive Júnior (dicen por allí que, aunque nacido en Perú, fue educado en Londres). Tampoco me interesa. Pero evidentemente no vive en Argentina, el país donde nació el Che. Por eso en su libelo hace una fácil y superficial referencia cuando dice que “los jóvenes argentinos que han creado una expresión que rima perfectamente en castellano: «Tengo una remera del Che y no sé por qué»".

No sé de qué galera mágica extrajo Júnior semejante conejo. Pero sí sé que en la rebelión popular argentina del 19 y 20 de diciembre de 2001, donde miles y miles de jóvenes rebeldes salieron a la calle y le pusieron el pecho a las balas de la policía asesina (que liquidó en un par de días más de 30 personas), muchos de ellos y ellas se aferraban a la imagen de Guevara. En medio de las manifestaciones, de las barricadas, de las piedras, del fuego y de toda la bronca popular, flameaban muchas banderas con la imagen del Che.

Júnior enumera muchos ejemplos puntuales donde Guevara asoma su cabeza en el mundo contemporáneo (algunos interesantes, otros completamente intrascendentes y hasta quizás inexistentes como aquel donde dice que un supuesto “oficial de la policía mexicana que combate el narcotráfico” utiliza una muñequera del Che...). Pero aunque hace de pasada referencia a “los jóvenes argentinos”, no menciona la rebelión popular del 2001. Si no fuera tan soberbio y petulante, Júnior podría preguntarse: ¿por qué en medio de semejante rebelión aparecía el Che Guevara en su país natal del lado de las barricadas? ¿Era ese Guevara un producto comercial y un objeto mercantil —como se desprende del panfleto de Júnior — o por el contrario sintetizaba un abanico muy grande de rebeldías que intentaron vanamente ser aplastadas con balas de plomo, varios asesinatos, gases lacrimógenos y carros de asalto?

En lugar de disparar frases efectistas carentes de fundamentos históricos, Júnior podría al menos invertir tan sólo una tarde viendo, para informarse, algún documental de esas jornadas. Hay muchos y allí intervienen estos mismos “jóvenes argentinos” a los que él hace equívoca referencia. ¡Una tarde, Júnior, una sola no es mucho pedir!


¡Bravo! ¡Un hijo de papá que se crió en Londres! ¿Con qué derecho habla un elitista tarado del ídolo de las masas proletarias? ¡El pueblo! ¡Los jóvenes argentinos! ¡Todos ellos, sin excepción, salieron a las calles a montar barricadas, a apedrear policías, a quemar contenedores, coches, negocios, a saquear comercios, como todo buen revolucionario debe hacer! ¡Esa es la esencia de la democracia popular, carajo! ¡La destrucción de lo establecido! ¡Que arda en el fuego purificador del socialismo juvenil la acomodaticia burguesía! Había banderas del Che, claro, y de la URSS, y de Cuba, y de Castro, ídolos todos, países y personas, de la izquierda. La izquierda de verdad, no esa cara progresista de la derecha que es, por ejemplo, El País. También había todo eso en las manifestaciones contra la guerra ilegal, ilegítima, inmoral e injusta que el genocida de Texas emprendió hace dos años. Los jóvenes, el pueblo, sabio pueblo, valientes jóvenes, ellos le dan la legitimidad al Che, no sus actos, no sus ideas, no los crímenes cometidos, no, es el pueblo el que le da la legitimidad.

Mañana sigo con el fisking, que es tarde.

Comments:
Puedes entrar a través de la bitácora de Ernesto. Ej que a mi me da palo enlazar a rebelíon...
 
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