24.1.05

 

Casi más vergonzoso

Me recuerda una lectora que cuando uno pone a parir a desgraciados como los de Rebelión hay que matizar que uno no está de acuerdo con lo que la chusma totalitaria critica, no vaya a ser que a uno le confundan con un exaltado, pero de la otra acera. Haré como los cinecitos subvencionados, pues, y matizaré mis repulsas. Ah, que ellos no... Vaya por delante, aún así, que me repugna lo sucedido ayer en la manifestación, y que a mí, como a Mario Noya, y como a toda la gente decente, también se me caýó la cara de pena y de vergüenza al ver llorar desconsoladamente a Rosa Díez, una mujer a la que admiro sinceramente por su coraje, y también porque los que están más a gusto en las cloacas que al aire libre la odian. La indignación perfectamente legítima contra un gobierno no puede degenerar en ataques físicos contra un ministro, llámese Bono o llámese Rato.

Ahora bien. Casi más vergonzosa que los abucheos ha sido la cobertura informativa de los medios izquierdistas y/o progurbernamentales, léase la SER, TVE o El Periódico, en el caso de este último rayana con la paranoia soviética. Casi más vergonzosa ha sido la ausencia de Peces Barba, el Alto Comisionado de la Nada. Casi más vergonzosa es la desmemoria que afecta a toda la izquierda, Bono incluído, en este asunto, no sólo a la chusma totalitaria. Como recuerda Franco Alemán, sólo Pilar Rahola condenó la agresión a Alberto Fernández. Casi más vergonzoso que los abucheos a Bono es la manipulación gubernamental en este asunto, convocando a la AVT para "evitar su manipulación con fines partidistas" (bravo por Gumersindo, las comillas, en casa, ¿no?). Poca convocatoria vi yo cuando Pilar Manjón decía aquello de "Vosotros, fascistas, sois los terroristas" a las puertas del congreso.

Y mucho, muchísimo más vergonzoso, es que se hable más de unos abucheos a un ministro que de la realidad de las víctimas del terror asesino etarra, de su dignidad, y del homenaje perpetuo que merecen.

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Censura y represión en Ajopringue.

Determinados principios del Estado de derecho quedan en entredicho con la actuación habitual de un colaborador del blog liberal Ajopringue. Este no es otro que Ceaucescu.

Esta persona ha asumido la capacidad de censura y la utiliza indiscriminadamente contra aquellos que el cree conveniente, amparándose en supuestos insultos que no demuestra, limitando la libertad de expresión y atentando contra el derecho a la propiedad intelectual.

Eso añadido a sus continuas descalificaciones con las que se refiere a cualquiera que no hace seguidísimo de su rechazo a la constitución y a cualquier pensamiento o ideología que el no comparta.

Todo ello por no poder soportar las críticas en su post “Se legaliza el LSD”, en cuyos comentarios se evidencia la escasa información que ha utilizado para realizarlo, basándose en informaciones intoxicadas de terceros, lo que da pie a afirmaciones total y contrastablemente falsas como que la bebida se vende o que contiene LSD, arremetiendo contra una campaña sin importar su desconocimiento total (del que se vanagloria) tanto de esta como de las entidades participantes, calificando gratuitamente y desde la ignorancia de“vagos” y “ladrones” a los participantes.

Un post desinformado, en el que se evidencia que el autor no tiene más contacto con la campaña que las referencias de medios de dudosa imparcialidad, con flagrantes errores como la capacidad del producto, únicamente para tener un argumento adulterado (una vez más) para atacar a un Ministro por apoyar una campaña hecha por y para jóvenes, asignándole peyorativa una frase que, una vez más por desconocimiento, viene impresa expresamente en las latas como base de dicha campaña.

El uso de la censura por parte de Ceacescu pone en entredicho su concepción de libertad y el respeto a las opiniones como colaborador y, por extensión de esta página. Además de constituir una manifiesta falta de recursos. Los insultos que solo el “ve” e impide ver a los demás, solo esconden un intento por su parte de evitar que determinadas posturas suyas queden en evidencia.

Es por ello que, siendo totalmente injustificable el uso de la censura, se hace necesario por parte del autor de dicha supresión que exponga los textos objetos que ha mutilado y argumente las razones objetivas de dicha represión.

Si no dicha actuación permanecerá en la misma situación que hasta ahora, como una censura injustificable y un atentado a la libertad, determinados por el criterio subjetivo de un individuo que ha demostrado escasa capacidad democrática y actitudes contrarias al ordenamiento jurídico, confundiendo incongruentemente su “Libertad” con la capacidad de privar de ella a los demás.

Va en ello la aclaración de tan deshonrosa y dictatorial acción, la violación de derechos fundamentales y la triste posibilidad de una intensa sombra de duda sobre la naturaleza y objetivos de dicha página: Ajopringue.
 
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